viernes, 1 de octubre de 2010

Manantiales

Resquebraja mis cimientos con las notas de un suspiro.
Derrumba mis murallas con los golpes de tus encantos.
Adormece mis sentidos con la bruma de tus gestos.

Si cada instante escrito en las páginas de este libro se presenta ante mis ojos como un viaje hasta los confines de tu universo, entonces no adolezco temor alguno, pues habré encontrado aquello que hace tiempo perdí y que el destino aún no alcanzó a recuperar para mí.

No hay llaves que abran este ventanal. Sus puertas eligen con sumo cuidado ante quién quieren mostrar lo que ocultan al otro lado. Quizá sea éste el momento en que sus bisagras oxidadas decidan por fin recuperar su flujo, mientras las sinfonías transportadas por la brisa acarician tu pelo.

No hay motivos para pensar que no serás capaz de asomarte a la ventana y devolver la vida a estos manantiales que una vez fueron secados tras el diluvio universal por el asfixiante calor de la rutina.

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