viernes, 8 de octubre de 2010

Vientos cálidos

Entraste en mi vida sin avisar. Por un momento olvidé cerrar la puerta y te colaste por el resquicio sin apenas hacer ruido. Como una suave brisa que sortea las ramas de mis cerezos aún en flor, llegaste a mis rincones más vacíos para llenarlos de luz.

Y ahora ya es demasiado tarde. No puedo ni quiero despertar, así que es el momento de que asumas tu responsabilidad. ¿Crees que podrás? Ayer me decías con la mirada lo que tus palabras no se atrevían. Me explicaste que cada milímetro de tu cielo es ahora azul, que las nubes que una vez lo poblaron se desvanecieron por completo.

Ahora que nuestros latidos se han sincronizado, las tormentas parecen en calma y los huracanes se han disipado dando paso a un sosiego que esperemos dure para siempre.

Aunque es en este instante cuando comienza las pendientes más escarpadas. Es cierto que el torrente inicial ha sido superado, pero construir las ventanas desde las que cada día nos asomaremos a vislumbrar nuestro jardín nos llevará mucho más tiempo. Quizá toda la vida. Un arduo trabajo, que sin embargo se verá recompensado en cada pequeño avance que logremos.

Por eso es el momento de decidir si partimos por fin hacia el mejor viaje de nuestras vidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario