jueves, 14 de octubre de 2010

Tan cerca

Una gota de lluvia recorre sin prisa mi ventana mientras recojo de la alfombra los pedazos de esta historia de cadenas de papel. No siento pena ni dolor, mas las banderas siguen ondeando a media asta.

Hoy los confines del Universo me parecen tan lejanos como ayer. El destino pone ante mis ojos paraísos inalcanzables para luego arrebatármelos sin escrúpulos. Traicionero, se regocija de placer ante mis abatidas, pero no le tengo miedo. Hace tiempo que aprendí a moldear las situaciones, a construir túneles en las paredes de los laberintos, a fundir las navajas de los puñales.

No hay sombras en el horizonte. Las palomas ya encontraron su rumbo tras los azotes del vendaval, pero necesitan un aliento que las haga aventurarse en este viaje que podría no tener final.

Y aunque sigue lloviendo, decido salir a observarlas. La lluvia moja mis sentidos mientras las veo alejarse. Casi sin fuerzas para seguir luchando, mi única fuente es un pequeño atisbo de esperanza sin sentido, una densa amalgama de retazos sin señales claras, sin destellos nacarados. Paseo arrastrando los pies por las calles vacías de medianoche, y al levantar la vista, allí te veo, con la cabeza hacia el cielo y los ojos cerrados.

Tan cerca, y sin embargo mis manos no logran alcanzarte.

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