viernes, 22 de octubre de 2010

Dunas de agua

Hoy te he vuelto a echar de menos.

Cada minuto que intentaba escapar de las garras de la memoria se convirtieron en una dura prueba que finalmente no logré superar, pues las aguas han acabado retomando su cauce en este desierto de eslabones perdidos.

Estoy cansado ya de inventar mentiras para desencantar corazones. No terminan nunca las batallas internas, no logro apaciguar los combates en los frentes aún abiertos ni silenciar las voces que reclaman a gritos un nuevo cruce de caminos.

Por eso me encuentro hoy aquí, frente a ti, sin dudas ni temores por los presagios de derrota. Ya comprendí hace tiempo que tus puertas nunca estuvieron abiertas, pero hoy volví decidido a romperlas o perderlo todo en el intento.

Me aproximo lentamente mientras advierto cómo tu mundo se retuerce en la incertidumbre. La dirección la tienes clara, pero no logras decidir en qué sentido salir corriendo. Allí permaneces, bloqueada, sin saber qué hacer.

Y mientras mi rostro se acerca al tuyo, siento cómo las aguas deshacen mis grilletes de papel para devolverme la libertad de la que una vez me privé. La adrenalina recorre mi cuerpo de tal forma que puedo sentirla navegando por mis venas.

Mis ojos se cierran.

Deseo desde lo más profundo de mi ser que los tuyos no puedan sino seguir sus pasos.

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