lunes, 30 de agosto de 2010

viernes, 27 de agosto de 2010

Una nueva oportunidad

Era una noche fresca de finales de verano. Aquel profundo silencio sólo era invadido por el sonido del viento al acariciar las hojas de los árboles, y una cigarra que continuaba incansable su búsqueda. Tumbados, mirando al cielo, veían pasar el Universo ante sus ojos.

- ¿Cuándo llegamos a este lugar?

- No lo sé. Cuando quisimos darnos cuenta ya estábamos aquí.

- Es hermoso. Parece que el tiempo se ha detenido. Hace varios días ni siquiera podríamos imaginarnos que este mundo se abriría ante nosotros.

- Tienes razón. En ocasiones el destino toma caminos que no nos esperamos, pero que ansiamos en el fondo de nuestros corazones, aún sin darnos cuenta de ello.

- Pero no hace mucho tiempo, ambos nos encontrábamos en dos lugares muy diferentes que creímos eran nuestro paraíso. Finalmente no resultaron más que dos pequeñas prisiones de las que conseguimos escapar. ¿Cómo podemos estar seguros de que esta vez no será así?

- No podemos. Si lo estuviéramos, seguramente no sería tan especial.

- ¿Cuánto crees que durará?

- Es difícil decirlo. Quizá para siempre. O puede que tan solo unos segundos más.

- Bueno, ¿Qué más da? Disfrutémoslo hasta el último momento.

lunes, 23 de agosto de 2010

Ideas Breves III - A tu lado

¿Por qué te empeñas en buscar en los confines del Universo? Manteniendo tan lejos tu centro de atención, no lo advertirás cuando lo tengas a un metro de distancia.

domingo, 22 de agosto de 2010

Ideas Breves II - Flores marchitas

¿Qué necesidad hay de regar las flores marchitas? Por mucho afán que pongamos ya nunca recuperarán su esplendor.

Jugando con fuego

Veo la llama tan fuerte, tan pura, tan llena de vida, que en mi cabeza sólo cabe la posibilidad de acercarme.

Y me estoy aproximando tanto que empiezo a sentir su calor. Me hace sentir tan bien y tan confortable que no puedo sino acercarme aún más.

Ya siento como empieza a quemar. Por un lado mi instinto de supervivencia me pide a gritos que salga corriendo, pero me he acostumbrado tanto a tenerla cerca, que el frío de su ausencia me hace estremecerme.

Jugar con el fuego conlleva muchos peligros. Tarde o temprano termina por incendiarnos.

El mundo interior

¿Por qué nadie quiere verlo? No lo comprendo.

Es cierto que una pequeña muralla lo rodea, pero es tan baja que cualquiera que lo desee puede asomarse y observar. Además una puerta se abrirá para todo aquél que de verdad quiera descubrir lo que hay en su interior.

Al otro lado se refugia un universo indescriptible. Un lugar lleno de matices, donde cada pequeño detalle ha sido creado con el más mínimo cuidado. Es un mundo en continua evolución que parece no tener fin.

Seguramente existan lugares mejores y peores, pero tengo por seguro que este es diferente a todo lo que había conocido hasta ahora. Su complejidad ordenada hace que todo parezca simple y comprensible.

¿Y tú? ¿Te atreves a descubrirlo? Yo lo hice un día, y su mundo hizo cambiar el mío para siempre.

viernes, 20 de agosto de 2010

Ideas Breves I - Resurgimiento

Y la nieve cayó sobre los tejados. Pero eran tan fuertes los reflejos que consiguieron alcanzar el Sol.

martes, 17 de agosto de 2010

Momentos de Reflexión I - Decisiones

Cada día tomamos cientos de decisiones que marcan el curso de nuestras vidas. Por cada elección que realizamos, descartamos varias opciones que a su vez eliminan la posibilidad de que ocurran otras tantas. Y así de manera exponencial. De nuestro árbol de posibilidades, vamos podando las ramificaciones para quedarnos con una única opción. Tomar una decisión teniendo esto en mente es realmente difícil.

Pero en esa situación me hallo. Se me presentan dos caminos, ambos igual de confusos y difíciles. Ninguno de ellos me asegura un final feliz, y probablemente tendré que desandar mi camino, independientemente de cuál elija.

También podría quedarme donde estoy. Al fin y al cabo es la elección más cómoda, la que entraña menos peligro y menos quebraderos de cabeza. ¿Pero de qué sirve quedarse parado? La vida tiene que seguir su curso, y detenerla es una clara pérdida de tiempo. Sólo tiene sentido si uno está totalmente satisfecho con su situación actual. Y no es el caso, rara vez suele serlo. Siempre hay algo que puede ser mejorado.

Otra opción sería tomar los dos caminos a la vez. Si uno está cortado, siempre puedo seguir por el otro como si nada hubiera pasado. Esto tampoco es una buena idea, ya que dividir esfuerzos sólo me llevará a fracasar en ambos. Y tampoco es justo ir contra las leyes naturales de la vida, ni atentar contra la dignidad de cada elección.

Por ello, debo tomar una decisión. Necesito seguir avanzando, pero es difícil decidir hacia dónde. Mi elección cambiará en mayor o menor medida el curso del resto de acontecimientos.

Será la correcta o no, pero será mi decisión.

lunes, 16 de agosto de 2010

Idealizarte

Ya perdí la cuenta de las horas que llevo vagando sin rumbo. No sé qué hago aquí, en este desierto infinito. Mire donde mire, sólo hay arena y vacío. Siento sed, hambre, sueño, calor, soledad...

De pronto, diviso algo en el horizonte. Parece vegetación, ¿un oasis tal vez?. Sí, eso debe ser. Cuanto más lo observo desde la lejanía, más seguro estoy. Tendrá miles, millones de árboles frutales, con enormes lagos de aguas cristalinas. Además respira vida por cada rincón. Cientos de personas viven felices en toda su extensión. Puedo imaginarlo. Ya no volveré a sentir sed, ni hambre, ni sueño, ni calor, ni soledad...

Emocionado, comienzo a correr en su dirección. Tal es mi fijación, que las prisas me hacen tropezar y caer, pero consigo reponerme y vuelvo a levantarme. Cualquier cosa con tal de alcanzar el paraíso que se extiende ante mí.

Cuando por fin llego, observo, aterrado, que tan solo era una palmera solitaria. Mi corazón vio lo que quiso, lo que necesitaba, cegando la realidad hasta el último momento: el momento en que empecé a mirarlo con la razón.

domingo, 15 de agosto de 2010

La despedida

Aquellos destellos nacarados anunciaban una triste despedida. El Sol comenzaba a ponerse en el horizonte, y sus últimos rayos contemplaban temblorosos el momento de su partida.

Durante unos segundos, esa barrera de luz que los dividía desapareció. Por su mente empezaron a recorrer recuerdos inolvidables de aquellos días. Hasta ese instante no había advertido lo especiales que habían sido, y fue entonces cuando un torrente de emociones invadió su más profundo ser.

Cuando por fin se separaron, prometieron volver a verse, pero ambos sabían que aquello podría no ocurrir jamás. Para uno seguramente no fue más que otra despedida. Para el otro, sin embargo, simbolizó un pasaje infinito que nació y murió en ese mismo instante.

El tren partió hace ya cinco largos días, pero aún no se ha marchado de la estación. Continúa albergando la esperanza de que regrese y pueda subir al vagón una vez más, esta vez para quedarse.

sábado, 14 de agosto de 2010

Sus ojos

Mira sus ojos. ¿Los ves? Hace tiempo que no reflejan nada. Su profundidad se extiende infinita hasta que se pierde en el vacío.

Pero todo es distinto cuando te mira. Algo brilla en su interior. Sólo dura unos instantes, pues sabe que hay caminos que no se deben tomar, pero durante ese momento todo su mundo se transforma.

¿Has visto sus ojos? Seguramente no. Tú ya elegiste tu senda hace mucho tiempo, y es más sencillo seguir hacia delante, sin plantearse tomar el siguiente desvío.

Él lo comprende, pero su corazón no. Podrías verlo en sus ojos, si algún día reúnes el valor para mirarlos.

viernes, 13 de agosto de 2010

La gaviota

Aquella gaviota vagaba sin rumbo.

No era la primera vez que le ocurría, pues nunca tuvo sus ideas muy claras. Pero aquella vez empezaba a divisar su objetivo.

No obstante, se veía incapaz de tomar una decisión. Ya se había arrojado hacia otros objetivos en anteriores ocasiones, y los resultados habían sido nefastos. Mas la gaviota sabía que los momentos pasados no deben condicionar el presente, no son más que retazos imantados a nuestro ser que algún día deberían invertir su polaridad, pero mientras tanto no hacen sino frenar nuestro avance.

Por ello tomó la decisión de intentarlo. Había visto algo especial en este objetivo, algo en su interior le decía que era diferente de todos los anteriores, y no quería perderlo. No obstante, aún no tenía la total certeza de que fuera lo que andaba buscando, por lo que decidió aproximarse poco a poco para tantearlo, sin dar un paso en firme.

Favonio, Dios del viento de Poniente, sabio y temerario a partes iguales, vio lo que acontecía e interpretó su prudencia como indecisión, por lo que decidió echarle una mano. Sopló con todas sus fuerzas y dirigió a la gaviota hacia su destino, pero con tal velocidad que ésta lo rebasó de cerca como una exhalación. La presa se asustó y escapó despavorida.

Cuando Favonio se quiso dar cuenta de lo que había ocurrido, ya era demasiado tarde. El objetivo se mostraba inquieto, y la gaviota era incapaz de acercarse sin sentir la presión del desengaño.

Pero Favonio aprendió una lección muy importante. Los dioses no deben modificar el curso de los acontecimientos del mundo real. Éstos fluyen por sí mismos de la forma más natural posible, y cualquier influencia externa puede hacer que se desmoronen.