sábado, 30 de octubre de 2010

No somos ángeles

¿Crees que llegamos a este lugar guiados por el destino o la providencia? Todo parece una conjura de las ruedas de la Verdad para hacer descender al suelo nuestros castillos en el aire.

Mas no somos ángeles, tan solo dos mortales que un día se encontraron frente a frente, ese día en el que los devaneos del azar unieron dos almas solitarias en la frontera de lo inevitable.

jueves, 28 de octubre de 2010

Rastros apagados

Largas filas de escalones se presentan frente al incendio cada día.

Todo el mundo piensa que es muy fácil. Nadie se detiene a observarlo, pues los caprichos del destino y tus murallas de acero mitigan los embistes del mar embravecido.

Mas tras la coraza se esconde un ser humano, que siente cómo los rastrojos se secan con el paso del tiempo, cómo las palabras inocentes de las voces del valle arrastran las lánguidas marismas de estos otoños tardíos.

No es tan fácil soportar el peso de las montañas con la fuerza que otorgan los exiguos gozos, puesto que no son más que espejismos de las futuras abatidas. Como soles que brillan con toda su intensidad justo antes de estallar. Como lunas que los reflejan para luego apagarse sin más.

Las mismas cataratas que una vez dejaron de fluir intentan vislumbrar paz en este remanso, pues no atestiguaron cómo tus sombras encaraban el huracán ni cómo las ramas de aquellos árboles se desgarraban mientras las libélulas volaban en otra dirección. Sin vías de escape, la desesperanza te acorrala como lobos en la noche.

No encuentras adónde huir, aunque sabes que necesitas un cambio para observar de soslayo que las rápidas partidas son consecuencia de tus pasos en falso, que tus batidas al viento producen tifones, que tu continua presencia apacigua la singularidad.

No te doblegues todavía, el reloj aún cuenta las horas.

miércoles, 27 de octubre de 2010

365

Ambos lo previmos. Las luces se encienden y se baja el telón.

Pero no termina nada, en realidad sólo se transforma.

Mañana comenzará de nuevo la función, pero seguramente sean otros los protagonistas. Nosotros ya tuvimos nuestro momento de gloria.

martes, 26 de octubre de 2010

Intercambio equivalente

Cada paso es amortiguado por las flores que crecen bajo mis pies.

Ilusiones, alegrías, voluntad, esfuerzo.

Ha llegado el momento de devolverle al mundo las odas que escribió en mi destino. No sé si pudiste leerlas, pero hay mucho que agradecer y poco por lo que llorar.

Mira hacia el futuro.
¿Puedes verlo?
Yo no.
Pero hace tiempo que no me preocupa. Hace tiempo que no me importa.

Ya pude rendir cuentas con el pasado, y poco más le puedo pedir al presente. Los confusos caminos del mañana los elegimos nosotros con cada una de nuestras decisiones. ¿Por qué habría de temerlos entonces? Seguro que tomaremos las elecciones correctas.

Hoy decidí darle un nuevo sentido mi vida, dejar una huella perdurable en este planeta.

Hoy decidí sentirme vivo.

lunes, 25 de octubre de 2010

Retazos imantados

Miles de retazos concentrados en un pequeño instante de tiempo estallan en todas direcciones produciendo un enorme influjo sobre el equilibrio de este sistema altamente inestable.

Volvió a pisar territorios prohibidos, esquivando con increíble soltura al guardián de la entrada. ¿Pudiste verlo en sus ojos? Seguramente no, tu inocencia te impide aparcar por un momento tus ideales y reflejar sus sentimientos más terrenales. Eres una buena persona, yo sí pude verlo en los tuyos. Un fuego que quema.

Todo esto ocurría mientras ella avanzaba en sentido opuesto al de las agujas de aquel viejo reloj. Los lazos que un día les unieron se resquebrajaban por momentos bajo la tenue luz de aquellos focos, empujados por afilados cuchillos provenientes de lugares insospechados. Creo que no sintió dolor alguno, pues lo cierto es que ya decidió marcharse de la estación, tan solo la sensación de haber sido empujado por un gigante que lo apartó del camino sin advertirlo siquiera.

A su vez, las flores ya marchitas intentaban recuperarse en un esfuerzo desesperado por redimir errores pasados, como si el paso inescrutable del tiempo pudiera revertirse. Nuevamente empezaron a ser regadas.

¿Y dónde quedo yo en toda esta historia? Un cúmulo de dudas me invade. Ni siquiera tengo claro si quiero saberlo. Vuelve a girar aquel disco que resonaba entre las paredes del último refugio a punto de ser derribado. Baladas de antaño que evocan historias de otra época. Sinfonías de esperanza y anhelo. Cuentos inconclusos.

Todo se reorganiza mientras las aguas vuelven a su cauce.

Hoy el cielo está más cerca que nunca del infierno.

viernes, 22 de octubre de 2010

Dunas de agua

Hoy te he vuelto a echar de menos.

Cada minuto que intentaba escapar de las garras de la memoria se convirtieron en una dura prueba que finalmente no logré superar, pues las aguas han acabado retomando su cauce en este desierto de eslabones perdidos.

Estoy cansado ya de inventar mentiras para desencantar corazones. No terminan nunca las batallas internas, no logro apaciguar los combates en los frentes aún abiertos ni silenciar las voces que reclaman a gritos un nuevo cruce de caminos.

Por eso me encuentro hoy aquí, frente a ti, sin dudas ni temores por los presagios de derrota. Ya comprendí hace tiempo que tus puertas nunca estuvieron abiertas, pero hoy volví decidido a romperlas o perderlo todo en el intento.

Me aproximo lentamente mientras advierto cómo tu mundo se retuerce en la incertidumbre. La dirección la tienes clara, pero no logras decidir en qué sentido salir corriendo. Allí permaneces, bloqueada, sin saber qué hacer.

Y mientras mi rostro se acerca al tuyo, siento cómo las aguas deshacen mis grilletes de papel para devolverme la libertad de la que una vez me privé. La adrenalina recorre mi cuerpo de tal forma que puedo sentirla navegando por mis venas.

Mis ojos se cierran.

Deseo desde lo más profundo de mi ser que los tuyos no puedan sino seguir sus pasos.

domingo, 17 de octubre de 2010

Tormentas de arena

Todavía no logré entender para qué regresaste.

Sabías de antemano que los palacios de cartón ya habían caído derruidos por mis caballos de Troya. Levanté el puente de mi fortaleza antes de que pudieras atraversarlo. Eres consciente de que las campanas de medianoche sonaron hace tiempo, cuando nuestros caminos se dividieron jurando no volver a cruzarse.

Ya no hay reflejos en los cristales ni colores en los retratos. Se apagaron las sonrisas en los balcones y las farolas de nuestra avenida. Aquella tarde destruí toda muestra de curiosidad, aplasté todo intento de acercamiento.

Y sin embargo hoy te encuentras de nuevo aquí, frente a mí, sin dudas en tu mirada, sin temores en tus facciones. ¿Qué es lo que no comprendiste?

Intento huir, trato de salir corriendo, pero mis piernas no responden. Te aproximas lentamente y todas mis defensas caen produciendo en mi mente un ruido ensordecedor, que no me deja pensar, no me permite reaccionar.

Y mientras tu rostro se acerca al mío, una explosión en mi interior destruye por completo mis últimos pretextos, insignificantes ya ante el cielo de tu mirada. El pulso se me acelera mientras escalas mi última alambrada sin problema alguno.

Tus ojos se cierran.

Los míos no pueden sino seguir sus pasos.

jueves, 14 de octubre de 2010

Tan cerca

Una gota de lluvia recorre sin prisa mi ventana mientras recojo de la alfombra los pedazos de esta historia de cadenas de papel. No siento pena ni dolor, mas las banderas siguen ondeando a media asta.

Hoy los confines del Universo me parecen tan lejanos como ayer. El destino pone ante mis ojos paraísos inalcanzables para luego arrebatármelos sin escrúpulos. Traicionero, se regocija de placer ante mis abatidas, pero no le tengo miedo. Hace tiempo que aprendí a moldear las situaciones, a construir túneles en las paredes de los laberintos, a fundir las navajas de los puñales.

No hay sombras en el horizonte. Las palomas ya encontraron su rumbo tras los azotes del vendaval, pero necesitan un aliento que las haga aventurarse en este viaje que podría no tener final.

Y aunque sigue lloviendo, decido salir a observarlas. La lluvia moja mis sentidos mientras las veo alejarse. Casi sin fuerzas para seguir luchando, mi única fuente es un pequeño atisbo de esperanza sin sentido, una densa amalgama de retazos sin señales claras, sin destellos nacarados. Paseo arrastrando los pies por las calles vacías de medianoche, y al levantar la vista, allí te veo, con la cabeza hacia el cielo y los ojos cerrados.

Tan cerca, y sin embargo mis manos no logran alcanzarte.

lunes, 11 de octubre de 2010

Un paseo por el parque

Paseaban por aquel parque a ritmo pausado, como habían hecho tantas otras veces, guiados inconscientemente por la misma ruta que siempre tomaban.

Era una tarde otoñal de tiempo tranquilo. Una agradable brisa les acariciaba, atrayendo los últimos aromas del recién finalizado verano. Las hojas de los árboles empezaban a adquirir tonalidades doradas, y algunas se precipitaban ya suavemente hacia el suelo.

Hablaban de todo animadamente. Su confianza de tantos años atrás les permitía tratar todo tipo de temas sin ningún reparo. Para ella, él era el mejor amigo que jamás podría tener, alguien en quien confiar cuando todo iba mal, un hombro sobre el que llorar. Para él... Bueno, para él aquello era un poco diferente.

Transcurría la tarde sin sobresaltos, hasta que ella volvió a tocar aquel tema recurrente. Volvía una y otra vez a sus conversaciones, cada vez que se veían, cada vez que se llamaban.

- Creo que voy a dejarle.

- Eso dices siempre desde que empezaste a salir con él hace 3 años. Pero al final nunca das el paso.

- Pero esta vez es diferente. Estoy cansada de él. Quiero volver a vivir mi vida.

- No te creo. Seguirás dejándote llevar como has hecho siempre. No tienes el valor necesario para hacerlo.


A ella le cambió la cara. Sintió sus palabras como una ofensa y subió el tono de su voz.

- ¿Qué sabrás tú de todo esto? Mantener una relación es algo muy complicado. Pero es normal que no puedas entenderlo, nunca has tenido una pareja desde que nos conocemos. ¿Qué te ocurre? Has tenido muchas oportunidades, y las has rechazado todas. ¿Qué es lo que pasa? ¿Tienes miedo al fracaso?

Su expresión se tornó triste y apagada.

- No. Tengo miedo a que nunca llegues a abrir los ojos.

domingo, 10 de octubre de 2010

10/10/2010

Homogéneas cifras marcan hoy un calendario hastiado por tanta redundancia de armonías perfectas, que han provocado una disonancia de ritmos precipitados, atropellados, de frases sin sentido y actos sin compasión.

El reloj marca las horas a un ritmo sorprendentemente lento, amortiguado por actitudes ególatras, muestras de indiferencia y pasos cansados hacia un lugar donde la realidad impera sobre los anhelos.

Un día especial, atrapado en un flujo circular de aguas gélidas y cenizas incandescentes que producen una densa bruma al entrar en contacto.

Un día más para arrancar de las hojas de este viejo calendario.

sábado, 9 de octubre de 2010

Volver a levantarse

Sientes el húmedo barro impregnando cada poro de tu rostro. Incapaz de moverte, luchas con fuerza por que algún impulso eléctrico sea capaz de alcanzar tus terminaciones nerviosas. Tras muchos esfuerzos, por fin consigues mover el dedo índice de tu mano derecha.

La lluvia cae con fuerza, y todo tu cuerpo se encuentra encharcado y entumecido, como si tuviera que aprender a articular de nuevo, como un niño recién nacido que no es capaz de tenerse en pie.

El tiempo pasa, y parece que tus músculos comienzan a despertar. Aunque cada pequeño movimiento es como una tormenta de agujas clavándose en tus miembros, tus ganas de seguir adelante consiguen mitigar el dolor. Ya has reunido las fuerzas suficientes para apoyar las palmas de las manos en el lodo, y tu cabeza pierde el contacto con el suelo.

Adelantando tu pierna derecha, marcas tu primera huella y poco a poco continúas irguiendo todo tu cuerpo, hasta que finalmente logras levantarte.

Ahora parece que la lluvia está amainando. Pronto volverá a salir el Sol, y podrás observarlo con la cabeza bien alta, pues todos caemos, pero se necesita valor para levantarse de nuevo y seguir luchando.

viernes, 8 de octubre de 2010

Vientos cálidos

Entraste en mi vida sin avisar. Por un momento olvidé cerrar la puerta y te colaste por el resquicio sin apenas hacer ruido. Como una suave brisa que sortea las ramas de mis cerezos aún en flor, llegaste a mis rincones más vacíos para llenarlos de luz.

Y ahora ya es demasiado tarde. No puedo ni quiero despertar, así que es el momento de que asumas tu responsabilidad. ¿Crees que podrás? Ayer me decías con la mirada lo que tus palabras no se atrevían. Me explicaste que cada milímetro de tu cielo es ahora azul, que las nubes que una vez lo poblaron se desvanecieron por completo.

Ahora que nuestros latidos se han sincronizado, las tormentas parecen en calma y los huracanes se han disipado dando paso a un sosiego que esperemos dure para siempre.

Aunque es en este instante cuando comienza las pendientes más escarpadas. Es cierto que el torrente inicial ha sido superado, pero construir las ventanas desde las que cada día nos asomaremos a vislumbrar nuestro jardín nos llevará mucho más tiempo. Quizá toda la vida. Un arduo trabajo, que sin embargo se verá recompensado en cada pequeño avance que logremos.

Por eso es el momento de decidir si partimos por fin hacia el mejor viaje de nuestras vidas.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Batallas perdidas

Una vez más la suerte esquiva con envidiable soltura las páginas de un destino que yace entre las sombras tras cientos de heridas abiertas. Heridas que no cicatrizan, y que una tras otra van minando la autoestima.

Otra batalla perdida tras una lucha que duró apenas tres minutos, pero que arrancó desde el primer momento toda posibilidad de victoria. Otra batalla en blanco. Otra batalla negra. Los pocos soldados que sobrevivieron se marchan a casa dolidos y sin fuerzas para seguir peleando. Son soldados sin alma, sin objetivos, que no podrán sino llorar sus lamentos hasta que la muerte los alcance.

Faltan motivos para seguir adelante. Motivos para creer. Motivos para la esperanza. Y sobran las razones para el exilio.

Pasaron ya los días en los que las justificaciones vanas aplacaban los sentimientos de mediocricidad. Las evidencias son claras. Estas ruinas fueron levantadas sobre unos cimientos en mal estado, y se tambalean cada vez que un pequeño vendaval los azota.

No existe manera alguna de mitigar la impotencia. Sólo queda creer en que el tiempo será capaz de cerrar las heridas y devolver la confianza perdida tras tantas balas de cañón.

martes, 5 de octubre de 2010

Ideas Breves XII - Indecisiones, temores, dudas y errores.

Dejar que pase el tiempo arriesgándote a que el olvido extinga los posibles rescoldos, o lanzarte al vacío sin conocer de antemano si encontrarás agua que amortigüe la caída.

lunes, 4 de octubre de 2010

Indicios encubiertos

Parpadeos arrítmicos delatan hoy tu nerviosismo. ¿Qué es lo que esperas? ¿Qué has venido a buscar?

No consigo comprender el sentido de los gestos de tu rostro. Tomas mi mano de la forma más natural posible, avanzando pausada entre la multitud. ¿No te das cuenta? Me cuesta discernir los solsticios de los equinoccios. El pulso se me acelera, y en el momento en que nuestras yemas pierden el contacto, una mezcla de vacío y pulsión me invade por completo.

Casi incapaz de contener los instintos cuando me hablas a diez centímetros de distancia, intento centrar mi atención en tus palabras, que inocentes abandonan tus labios para desplegarse en mis oídos, sin saber que cada una de ellas horada con firmeza mis murallas. Aquellas que construí tiempo atrás y hasta hoy habían permanecido indemnes.

No lo entiendo. Mi razón trata de repeler lo que mi corazón atrae. Pero no puede lograrlo. Los pretextos se desgastan por momentos, y los ideales que una vez creé sobre ti y que ya tomé por ficticios se convierten en realidad poco a poco, transformados por los movimientos de aquel viejo reloj de pared.

Y ahora faltan dos minutos para las tres. El tiempo se consume como una mecha incandescente, y una vez más no reúno el valor para cruzar la línea que divide nuestros mundos.

Están a punto de repicar las campanas de la despedida. Si al menos tus episodios delataran algún vestigio que alimente mi esperanza, podría la partida transformarse en un principio de intenciones.

Mareas al alba

Caminaba lentamente junto a la orilla del mar, como cada día a las 7 de la mañana. La arena, oreada pocos minutos antes, respiraba imperturbada, salvo por las huellas marcadas por sus firmes pasos.

El murmullo de las olas al romper le había impedido advertir que alguien caminaba a su lado desde hacía pocos segundos.

- Hace tiempo que no vienes a pasear por aquí.

- Hace tiempo que me negaste la entrada.

- Pero hoy has venido.

- Porque hoy te decidiste a abrir tu corazón.

- Sabes que me agrada tanto como me asusta que estés aquí. Pero ya que viniste, caminemos juntos.

- ¿Crees que algo ha cambiado desde la última vez?

- No, no lo creo. Sólo yo, que me volví más débil.

- O quizá más fuerte. Por eso te decidiste a afrontarlo.

- ¿Algún día podremos pasear en calma por estas aguas sin temor a que puedan arrastrarme hasta el abismo del horizonte?

- No lo sé, no puedo contestarte a eso. El tiempo te mostrará el camino.

Continuaron caminando en silencio durante un largo rato. La playa seguía vacía, pero el Sol se ocultaba ya tras el acantilado.

- ¿Volverás mañana?

- Eso es algo que deberás decidir por ti mismo.

domingo, 3 de octubre de 2010

Cruce de vías de camino a la estación

Tus pasos aceleran el ritmo de su respiración. El contacto de tus dedos con los suyos convierten la realidad en fantasía y los sueños en vivencias. Él desea que ese momento dure para siempre, pero sabe que es efímero, por lo que intenta disfrutarlo mientras los refugios de la casualidad acaricien su presente.

Tu sonrisa ha conseguido enviar el mensaje por el que cientos de palomas perdieron la vida en su intento y ha ganado la batalla en la que miles de soldados perecieron.

Ayer iba camino de la estación y vi cómo un cambio de vías modificaba el transcurso de su historia. Vas directa a su destino, donde él sigue esperándote tras la dura despedida. Es el momento de decidir si detenerte en su parada o continuar tu marcha camino a casa.

viernes, 1 de octubre de 2010

Manantiales

Resquebraja mis cimientos con las notas de un suspiro.
Derrumba mis murallas con los golpes de tus encantos.
Adormece mis sentidos con la bruma de tus gestos.

Si cada instante escrito en las páginas de este libro se presenta ante mis ojos como un viaje hasta los confines de tu universo, entonces no adolezco temor alguno, pues habré encontrado aquello que hace tiempo perdí y que el destino aún no alcanzó a recuperar para mí.

No hay llaves que abran este ventanal. Sus puertas eligen con sumo cuidado ante quién quieren mostrar lo que ocultan al otro lado. Quizá sea éste el momento en que sus bisagras oxidadas decidan por fin recuperar su flujo, mientras las sinfonías transportadas por la brisa acarician tu pelo.

No hay motivos para pensar que no serás capaz de asomarte a la ventana y devolver la vida a estos manantiales que una vez fueron secados tras el diluvio universal por el asfixiante calor de la rutina.