martes, 29 de marzo de 2011

Toda una vida

Llevaba toda una vida buscándote
y ahora que te encontré
se me ocurren mil razones para quedarme
y ninguna para escapar.

Sigo buscando pero no la encuentro.
Sigo buscando y vuelvo a encontrarte.

Quizá sea el momento de dejar de buscar.

martes, 15 de marzo de 2011

Maniobras de aproximación

No sé cómo aproximarme. Si iniciar el rumbo en espiral hacia el núcleo de tus labios o encarar la situación como si no hubiera un mañana, por si acaso tus sentidos ya captaron los latidos y aceptaron ser plagados por las mismas ilusiones que hoy alumbran mi inconsciente.

Aún es demasiado pronto para pensar que es tarde, y demasiado tarde para una retirada sin peligro de derrota, de sentirse arrepentido por convertir la cobardía en una huida sin sentido, por escapar de una batalla donde nada había que perder y sí todo por ganar, por creer que no hay cimientos que puedan soportar esta carga tan pesada, por perder en el camino ese rostro que convirtió aquella noche cualquiera en la noche en que tus pasos se cruzaron con los míos.

Y no quiero perderlo. Sólo sueño con ganarlo.

lunes, 14 de marzo de 2011

La frontera

Entonces sentí la estela brillar en el blanco de tus ojos. Sentí aquello que no busqué, que no pedí ni esperaba encontrar.

Y quizá tú no lo imaginaste. No pudiste pensarlo, pues no creí haberlo asimilado. Ni siquiera ahora. Tal vez nunca.

Quizá fue tan sólo un espejismo, una brisa entre las hojas del manzano que acaricia desde las nubes un futuro de intenciones. Tal vez sólo vi lo que quise ver, e inventé el resto para hacer de mis mañanas la esperanza de crear una tarde entre tus brazos.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Celdas, camarones y otras cosas así

Hará apenas tres minutos que las ramas se secaron,
que el exceso de histamina provocó las abrasiones
y los restos de las huellas del pasado un sendero entre cenizas.

Decidí marcar las pasos en el único sentido,
evitar buscar las marcas en los troncos de los árboles
y ver crecer murallas donde antes se construían flores.

Fue Después del incendio cuando pude regresar a aquel lugar hastiado
en que los dedos de tus manos no inundan las mañanas de pequeños ideales
ni se esconden las palabras en aquellos manantiales
que renuncian a creer que habrán siempre de acabar las ilusiones en derrotas.

Siento no haber sido un tipo cualquiera
apoyado en las paredes en la bruma de los bares,
o un cruce de miradas en la estación del autobús
y haber sobrevivido a la carrera a las batallas de tus mares
para al final haber caído a diez metros de la orilla,
cuando ya era capaz de ondear nuestra bandera sin augurios de tormenta.

De poco sirven las violetas en tus labios,
pues no son los únicos que atisbaron principios de canciones,
ni tampoco los alientos de lo que el sol pudo haber brillado
sin el eterno eclipse lunar
que se esconde en tu regazo.

Algún día llegarán los días infinitos con sus noches imposibles de creer
y las luces del destino harán despegar
todas las sombras del camino,
mas hoy las debo apagar.