sábado, 9 de octubre de 2010

Volver a levantarse

Sientes el húmedo barro impregnando cada poro de tu rostro. Incapaz de moverte, luchas con fuerza por que algún impulso eléctrico sea capaz de alcanzar tus terminaciones nerviosas. Tras muchos esfuerzos, por fin consigues mover el dedo índice de tu mano derecha.

La lluvia cae con fuerza, y todo tu cuerpo se encuentra encharcado y entumecido, como si tuviera que aprender a articular de nuevo, como un niño recién nacido que no es capaz de tenerse en pie.

El tiempo pasa, y parece que tus músculos comienzan a despertar. Aunque cada pequeño movimiento es como una tormenta de agujas clavándose en tus miembros, tus ganas de seguir adelante consiguen mitigar el dolor. Ya has reunido las fuerzas suficientes para apoyar las palmas de las manos en el lodo, y tu cabeza pierde el contacto con el suelo.

Adelantando tu pierna derecha, marcas tu primera huella y poco a poco continúas irguiendo todo tu cuerpo, hasta que finalmente logras levantarte.

Ahora parece que la lluvia está amainando. Pronto volverá a salir el Sol, y podrás observarlo con la cabeza bien alta, pues todos caemos, pero se necesita valor para levantarse de nuevo y seguir luchando.

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