viernes, 31 de diciembre de 2010

Especial: Hasta siempre, 2010

Y ya termina este 2010, lleno de cientos de momentos inesperados. No todo han sido alegrías, pero en cómputo general ha sido uno de los mejores que puedo recordar. Un año para encontrarse a uno mismo (una frase muy típica y tópica, pero muy real), de conocer a muchas personas increíbles, afianzar relaciones con mi gente de toda la vida y rehacer este mundo del que estaba empezando a aburrirme.

También fue el año en que surgió este blog, hace ya casi cinco meses. Muchas gracias a todos los que lo habéis seguido asiduamente, a los que lo visitáis de vez en cuando y a los que aún estáis por descubrirlo. Y sobre todo, gracias a los que lo hacéis posible viviendo conmigo esos momentos que terminan inspirando los retazos. Como siempre he dicho, las historias son ficticias, más centradas en el enfoque literiario que en el narrativo, pero casi siempre están basadas en alguna situación real y distorsionadas de tal manera que cada uno pueda hacerlas suyas.

Y como regalo de fin de año, y una manera de resumir a los nuevos lectores la corta pero intensa vida del blog, os dejo una selección de los diez retazos que he considerado más identificativos. Quizá no sean los mejores, pero cada uno tiene su importancia por algo en particular.

Añado un pequeño comentario a cada uno explicando la moraleja que intentaba retratar, aunque es bueno que cada lector extraiga la suya propia.

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1. Sus ojos
Recurriendo a aquella frase que dice que nuestros ojos son los espejos del alma, es cierto que muchas veces delatan lo que no nos atrevemos a decir.

2. La despedida
Algunas despedidas pueden ser para siempre, y esas dos personas que desligan sus lazos pueden verlo desde puntos de vista totalmente diferentes. Otras veces, por suerte, son sólo un "hasta pronto".

3. Diciembre en mi jardín
Hacer daño a quien queremos por temor a hacernos daño a nosotros mismos siempre es contraproducente. Y muy egoísta.

4. Sombras tristes
Esas ganas que todos hemos tenido alguna vez de querer desaparecer de nuestras vidas, de buscar un periodo de desconexión total, llevada al extremo.

5. Indicios encubiertos
La duda que siempre ataca nuestro subconsciente cuando estamos conociendo a alguien. Esa sensación de no saber qué esperar ni de poder controlar los sentimientos, de que de repente todo lo que tenías claro se descoloca. Tantas emociones comprimidas en muy pocas horas.

6. Tan cerca
Tener a alguien tan cerca y no poder alcanzarlo puede llegar a ser frustrante. Pero también muy inspirador.

7. Cruce de miradas
El momento en el que descubres que no es a ti a quien miran... metafóricamente hablando, claro.

8. Tal vez
Hay ocasiones en que son los sucesos que rodean a una persona los que la hacen tan especial. Pero también puede ser que la propia persona sea especial, y suele ser difícil discernir a simple vista.

9. Cafeinólico
Juego de palabras con las dos acepciones de "sueño". Aún no sabemos si fueron dos respiros o dos cafés lo que se tomó. Lo que está claro es que cuesta deshacerse de los sueños, incluso cuando somos conscientes de que no se harán realidad.

10. Perdón
Pedir perdón es una gran virtud, porque requiere de humildad para aceptarlo y valor para afrontarlo. Incluso aunque esa persona no crea que tiene algo que perdonar.

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Os deseo a todos un 2011 tan bueno o mejor que este año que dejamos, y que sigamos construyendo juntos miles de nuevos retazos imantados.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Un último suspiro

Y no fue hasta hoy que descubrí
que caí de la cama al suelo en zona de gravedad cero.
Sobre la alfombra de esparto,
sobre un suelo desnudo, qué sé yo.

Y allí dormí aletargado, sin fuerzas para levantarme,
encogido en posición fetal,
rodeado de pensamientos encontrados
que no llevaban a ninguna parte.

O eso creía,
hasta que me descubrieron ante ti.
No necesité verte llegar para advertir tu presencia,
pues se alteraron mis latidos.

Quizá fue un abrazo sincero,
un aliento cálido
el que sentí desde detrás ascendiendo por mi cuello,
mas no puedo saberlo.

Y es por eso que no avanzo, que no inicio la ascensión
hacia el colchón,
porque no sé si en esta estación hay pancartas de bienvenida
o sólo una pequeña postal
con un collage de fotografías de turista.
No sé si nuestro encuentro
fue un paseo en barca por el lago de los cisnes
o tan sólo la necesidad de cruzar el río sin ser arrastrados por la corriente.

Creo que quedaron claras las intenciones,
pero no logro recordarlo.

Después de revolver todos los cajones
y no encontrar lo que buscaba
quisiste abrirlos una vez más
para darme la oportunidad de cambiar el escenario,
pero los volviste a cerrar.

No comprendo nada,
mas todavía aspiro a encontrar la fuente de calor
en este frío invierno de Madrid.

Aún no es demasiado tarde.

Aún hay flores en los tejados
y escarcha en las farolas.

Todavía puedo gritar
que es posible que haya visto en lo más profundo de tus ojos
la sonrisa de la Luna
y me sobran motivos para pensar
que el futuro iluminará nuestras tardes de domingo
si amanezco a tu lado.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Mañana

Mañana es un lienzo en blanco,
una página sin escribir,
una hoja aún por desprenderse de su rama,
por retirar del calendario.

Y podrás escribirla como quieras.
Tal vez con un lápiz para poder borrarla de tu mente en cuanto pase.
O con un bolígrafo, un rotulador, quedando marcada para siempre.
¿O prefieres grabarla a fuego?

Sea como sea, mañana será un día especial.
Deja que decida el destino.
Yo me conformo con eso,
con que mañana mi nombre aparezca escrito en tu diario.

martes, 21 de diciembre de 2010

Tiritas en los espejos rotos

Resuena cada chasquido del segundero en esta habitación vacía. Cada vez más espaciado, el tiempo se detiene poco a poco, sin llegar a pararse por completo, ralentizando los sentidos, las emociones, los sueños, las ilusiones. No se desvanece, sólo viaja más lento hacia un punto donde todo se detiene. En círculos concéntricos, en espiral, hacia el epicentro del colapso.

Una espera interminable de tan sólo unas horas que no llega a su fin, mientras advierto cada gota de lluvia sobre los tejados, y aspiro el último aliento de aire fresco por la rendija de la ventana. La única certeza es que vago en la incertudimbre más caótica, ahondando en los preludios de las historias aún por relatar, de nudo difuso y desenlace impredecible.

Pero por alguna razón, ya no me afecta en absoluto.

Por algún motivo, siento que me agrada.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Hiedras en las paredes

- Sólo espero que no haya hiedras en las paredes.

- ¿Y eso por qué?

- Porque no podré ver lo que hay detrás de ellas.

- Pues está claro, una pared.

- ¿Pero cómo puedes saberlo, si no lo ves?

- ¿No me acabas de decir que...?

- Las cosas no siempre son lo que parecen.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Inanición

- Si ya decía yo que algo se movía en mis adentros. Y podría ser por ti.

- ¿No será que tienes hambre?

- Sí, probablemente. Mucha hambre.

martes, 14 de diciembre de 2010

Retratos abiertos

Será que hace tiempo que las campanas anuncian tu nombre, pues aún resuena implacable en los rincones de mis avenidas.

Naciones enteras recitan sus letras acariciando las cuerdas
en estos acordes que inundan las calles de mi ciudad,
mientras tus cuatro paredes
renuncian a ver que tus valles llenaron de vida las tardes de invierno.
Ahora es momento de gritarte al oído que me niego a olvidar
cada momento del día que creaste en mi honor.

Si tan sólo quisieras leer las razones colgada en el cielo mirando hacia las aceras, podrías saber que mis pies sobre el suelo observan tu rostro en sus ojos cerrados.

Podrías entonces escuchar las campanas anunciando tu nombre.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Decisiones

Fuerza.
Determinación.
Desafío. Porque no es más que un desafío.

Y no siempre se pierde o se gana. A veces es algo de ambos o un poco de ninguno.

Miedo.
Vértigo.
Autocompasión. Mirar hacia la puerta y observar que más allá no hay nada.

No es que no lo haya, sino que no quieres verlo por temor a que no sea lo que esperas.

Cruza la puerta.
Al fin y al cabo es mejor que quedarse esperando eternamente.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Cartografía de un cobarde

Pensar que ya no puedes continuar esta batalla
es tu rutina favorita.

Ascender por las paredes se te antoja imposible,
claudicando ante los renglones
de los miles de raíces
que te aferran contra el suelo.

¿Cómo quieres que tus dedos
aspiren a rozar el cielo
si no ves más que el infierno
que creaste con tu mente,
si te creíste incapaz
de sustentar sobre tus brazos
los instantes materializados
de tu mundo de deseos?

Y te resignas a aceptar
esa falta de valentía
que convierte en pesimismo
las pequeñas abatidas.

Tus rincones desgastados te impiden esconderte,
mas crees que si cierras los ojos
ante la evidencia que te observa,
ésta dejará de verte
y podrás volver al pozo
donde no se escuchan las almas
pero tampoco se ven los gozos.

Si es eso lo que buscas, entonces adelante.
Si no, es momento de alzar las armas.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Carrusel

- Creí que te marchabas para no volver.

- No, sólo fui a por el pan. Pero ya estoy de vuelta.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Perdón

Pido perdón por las tardes de domingo,
por las ganas desmedidas,
por las prisas,
por los cientos de sonrisas
que nublé con mis temores.

Pido perdón por decirte lo que siento sin palabras,
sin ahondar en los detalles,
sin preludios ni finales,
sin razones, sin canciones,
sin pensar en los motivos personales
con que entraste en mi vida.

Pido perdón por construir montañas con gravilla,
tormentas con sollozos
y tifones con suspiros,
cataratas de emociones
y castillos en el aire
con la arena de tus mares.

Pido perdón por haber ignorado
las señales que indicaban
que los pájaros de plata
nunca serían de oro,
ni las huellas de mis pasos
tu rutina incandescente.

Pido perdón por haber intoxicado
promesas inocentes
con verdades absolutas,
principios de intenciones
con pretextos suficientes
para indicios de reproches.

Lo que no puedo ni debo es decirte que lo siento
por haber tan sólo pretendido
encontrar nuestras miradas,
y tratar de descubrir
si este nudo en la garganta
es consecuencia del anhelo de tus labios.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Errante

Y el teléfono no suena.

Será la espina que se clave en las pupilas de tus ojos al cerrarse, el gesto desencajado al mirar por la ventana del campanario mientras se precipita por el acantilado.

¿Por qué ayer no dejaba de sonar?

Fue el camino hacia las nubes de algodón, la mirada hacia el horizonte en un atardecer de verano, el contacto de una pluma con el borde de tu piel.

¿Y qué hará mañana? No quieras saber qué hará mañana. Es mejor no pensar en ello.

Es mejor olvidar.

Pero el teléfono no suena.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Cafeinólico

Hoy ni siquiera el café es capaz de mitigar el sueño.

Sueño que un día concebí y al que no consigo renunciar, a pesar de las marcas desgarradas de tus uñas en mi espalda.

Quizá no sea un café lo que necesito. Seguramente me vendría mejor tomarme un respiro.

Sólo por si acaso, me tomaré dos.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Principio de incertidumbre

Si pudiera imaginar
cada noche en las orillas de esta habitación
enlazando nuestros huesos.

Si tuviera el valor
de comprender que las fronteras de esta situación
las impongo con mis miedos,

Quizá podría continuar,
tal vez tendría la ocasión
de volver real el anhelo
que me ayuda a respirar,
que me eleva hasta el cielo.

Pero no es así,
aún sigo con los pies en el suelo
desconfiando a cada paso de las señales que me indican
que es posible que esta vez
las estrellas nos descubran
inundando nuestras manos
con millones de deseos.