lunes, 11 de octubre de 2010

Un paseo por el parque

Paseaban por aquel parque a ritmo pausado, como habían hecho tantas otras veces, guiados inconscientemente por la misma ruta que siempre tomaban.

Era una tarde otoñal de tiempo tranquilo. Una agradable brisa les acariciaba, atrayendo los últimos aromas del recién finalizado verano. Las hojas de los árboles empezaban a adquirir tonalidades doradas, y algunas se precipitaban ya suavemente hacia el suelo.

Hablaban de todo animadamente. Su confianza de tantos años atrás les permitía tratar todo tipo de temas sin ningún reparo. Para ella, él era el mejor amigo que jamás podría tener, alguien en quien confiar cuando todo iba mal, un hombro sobre el que llorar. Para él... Bueno, para él aquello era un poco diferente.

Transcurría la tarde sin sobresaltos, hasta que ella volvió a tocar aquel tema recurrente. Volvía una y otra vez a sus conversaciones, cada vez que se veían, cada vez que se llamaban.

- Creo que voy a dejarle.

- Eso dices siempre desde que empezaste a salir con él hace 3 años. Pero al final nunca das el paso.

- Pero esta vez es diferente. Estoy cansada de él. Quiero volver a vivir mi vida.

- No te creo. Seguirás dejándote llevar como has hecho siempre. No tienes el valor necesario para hacerlo.


A ella le cambió la cara. Sintió sus palabras como una ofensa y subió el tono de su voz.

- ¿Qué sabrás tú de todo esto? Mantener una relación es algo muy complicado. Pero es normal que no puedas entenderlo, nunca has tenido una pareja desde que nos conocemos. ¿Qué te ocurre? Has tenido muchas oportunidades, y las has rechazado todas. ¿Qué es lo que pasa? ¿Tienes miedo al fracaso?

Su expresión se tornó triste y apagada.

- No. Tengo miedo a que nunca llegues a abrir los ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario