sábado, 4 de diciembre de 2010

Perdón

Pido perdón por las tardes de domingo,
por las ganas desmedidas,
por las prisas,
por los cientos de sonrisas
que nublé con mis temores.

Pido perdón por decirte lo que siento sin palabras,
sin ahondar en los detalles,
sin preludios ni finales,
sin razones, sin canciones,
sin pensar en los motivos personales
con que entraste en mi vida.

Pido perdón por construir montañas con gravilla,
tormentas con sollozos
y tifones con suspiros,
cataratas de emociones
y castillos en el aire
con la arena de tus mares.

Pido perdón por haber ignorado
las señales que indicaban
que los pájaros de plata
nunca serían de oro,
ni las huellas de mis pasos
tu rutina incandescente.

Pido perdón por haber intoxicado
promesas inocentes
con verdades absolutas,
principios de intenciones
con pretextos suficientes
para indicios de reproches.

Lo que no puedo ni debo es decirte que lo siento
por haber tan sólo pretendido
encontrar nuestras miradas,
y tratar de descubrir
si este nudo en la garganta
es consecuencia del anhelo de tus labios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario