jueves, 2 de diciembre de 2010

Cafeinólico

Hoy ni siquiera el café es capaz de mitigar el sueño.

Sueño que un día concebí y al que no consigo renunciar, a pesar de las marcas desgarradas de tus uñas en mi espalda.

Quizá no sea un café lo que necesito. Seguramente me vendría mejor tomarme un respiro.

Sólo por si acaso, me tomaré dos.

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