lunes, 27 de septiembre de 2010

Lunes negro

Lunes negro en su reloj.

Hoy la vida se detiene ante el pulso de sus pasos. Pierde la relación temporal, y todo a su alrededor parece ralentizarse tras el velo de sus párpados nublados. No es capaz de fingir que los llantos de aquella canción se sintonizan con los propios mientras es conducido de camino al trabajo.

El metro atestado; la gente impasible avanza como cada día a un destino previsto, sin aguardar un atisbo de sorpresa. Todo en sus vidas está planificado de principio a fin, de la mañana a la noche. Inmersos en su mundo se resignan al bucle de la rutina, del conformismo eterno.

Y él no es diferente al resto. Marcha como cada día en el tercer vagón de la línea 3 a las 7:27, con la misma gente, las mismas caras en las que nunca se ha fijado y con las que nunca cruzará palabra alguna.

Pero tampoco nadie repara en la lágrima que recorre su mejilla hasta caer al vacío, cargada de soledad en aquel lugar lleno de gente. No entiende por qué, pero intuye que aquellas notas presagian un momento amargo.

Un lunes como otro cualquiera que amanece entre las sombras. No oculta nada diferente, pero cambiará para su destino para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario