viernes, 5 de noviembre de 2010

Oídos sordos

¿Puedes oírme? Te estoy gritando al oído. Pero no me escuchas. No sé si es que no quieres o es que los sonidos no son capaces de despegar de mi garganta. Quizá algo los amortigua, y es por eso que mis palabras no surten ningún efecto.

También puede ser que se las lleve el viento según salen de mi boca. No me gusta hablar para nada, es mejor no emplear tiempo en idear frases que viajarán a ninguna parte.

Pero ya me conoces, soy muy testarudo. La perseverancia es la única forma de alcanzar los objetivos, y sé que tarde o temprano mis palabras llegarán a tus oídos, así que volveré a intentarlo una vez más:

- He perdido el último autobús. ¿Podrías acercarme a casa?

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