Veo la llama tan fuerte, tan pura, tan llena de vida, que en mi cabeza sólo cabe la posibilidad de acercarme.
Y me estoy aproximando tanto que empiezo a sentir su calor. Me hace sentir tan bien y tan confortable que no puedo sino acercarme aún más.
Ya siento como empieza a quemar. Por un lado mi instinto de supervivencia me pide a gritos que salga corriendo, pero me he acostumbrado tanto a tenerla cerca, que el frío de su ausencia me hace estremecerme.
Jugar con el fuego conlleva muchos peligros. Tarde o temprano termina por incendiarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario