lunes, 28 de febrero de 2011

El puerto

Por las palabras que no dijiste,
los pretextos que inventaste,
las caricias que ocultaste,
por el miedo a naufragar
van huyendo las palomas del estanque de los peces de colores.

Por las tardes de deshielo,
el labio inferior mordido,
las ruinas que no araste,
por las lágrimas secas que no dejaste escapar
hoy no quieres convencerte de que te hayas reencontrado tras tantas noches sin descanso.

Es sólo un viaje de ida,
un comienzo sin final,
una amalgama de estrellas,
es sólo un punto y seguido,
un principio de estación,
una cometa en el viento,
un río junto al mar.

Van perdiéndose en el horizonte los últimos murmullos que hasta hace unos minutos eran gritos de alegría. Ya sólo escucho el mar de fondo, acompañado de mi bolsa de viaje y un barco realizando su última llamada.

La vida es demasiado corta como para aguardar en un puerto por mucho tiempo si no hay nadie que espere tu llegada.

La vida debe continuar.

Al dudar por un segundo y levantar la vista al frente, mis ojos encontraron tu mirada.

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